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la contaminación está poniendo en peligro esta maravilla natural guatemalteca.

"Ya no hay muchos cangrejos ni muchos pescados", se lamenta Tomas, pescador y lanchero de 71 años. El río San Francisco en el municipio de Panajachel, 65 km al oeste de la capital, uno de los dos principales afluentes del lago, descarga sin tregua aguas malolientes arrojadas por las poblaciones asentadas en los alrededores del manto acuático.

"La culpa es de los drenajes", señala Tomás sin estar lejos de la realidad. Según estudios de diferentes organizaciones privadas y públicas, las aguas residuales son la principal causa de la contaminación.

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La experta señaló que en 2009 y 2015 experimentó un "florecimiento enorme" de cianobacterias debido a que las fuertes lluvias arrastraron desechos y nutrientes como fósforo y nitrógeno. Otro caso similar ocurrió hace dos años.

"El lago como cualquier lago del mundo, con el aumento de la población está sufriendo un deterioro", señaló Luisa Cifuentes, directora ejecutiva de la estatal Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Atitlán y su Entorno (Amsclae).

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